Turín – Teatro Regio: Le Villi

Turín – Teatro Regio: Le Villi
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En una dimensión sobrenatural, que casi inconscientemente nos recuerda el fin del disoluto Don Giovanni, tiene lugar la sangrienta y despiadada venganza de Anna (que ahora pertenece a las filas de los Villi) contra Roberto, el prometido que con su traición ha traído la joven prometida a su muerte. La hueste de las Wilis, como las bacantes nórdicas, despedaza al perjuro, blandiendo su corazón y sus entrañas, cantando – con no poca blasfemia – “¡Hosanna!”.

Pensando en Puccini y en la adhesión concreta a las pasiones humanas de los protagonistas de sus obras, sorprende bastante la ambientación de cuento de hadas del tema de las obras. vellosidades, una “ópera de danza” con libreto de Ferdinando Fontana que marcó el debut teatral del compositor de veinticinco años que acababa de graduarse en el Conservatorio de Milán. Pero en ese período -estamos en la década de 1880- el poco más que adolescente Puccini, que llegó a la capital lombarda para realizar sus estudios musicales, frecuentaba con asiduidad y curiosidad los círculos de la Scapigliatura milanesa de la que Ferdinando Fontana era un destacado exponente. Recordemos que la sugerencia del cuento de hadas y de lo grotesco estuvo entre los elementos característicos del movimiento literario y artístico que encendió el alma de numerosos intelectuales milaneses y turineses de la época.

El concurso convocado por el editor Sonzogno para una obra teatral en un acto fue, pues, la ocasión de la primera colaboración entre Puccini y Fontana: una asociación muy apreciada por el público y la crítica con motivo del turbulento debut de la vellosidades (la ópera no obtuvo el premio pero se representó en el Dal Verme gracias al apoyo de Casa Ricordi y de un nutrido grupo de figuras destacadas de la cultura milanesa) y destinada a repetirse unos años más tarde, aunque con resultados menos felices, con Édgar.

En la Regio di Torino para la nueva producción de la primera ópera de Puccini, propuesta en versión en dos actos, el director Muelle Francesco Maestriniayudado por las evocadoras escenas de Guillermo Nova (que recurrió, con gracia y sin excesos, a proyecciones fascinantes y evocadoras), exaltó la redil fantástico y onírico de la trama, transponiendo la historia de amor traicionado y venganza despiadada desde el escenario medieval original del cuento “Les Willis” de Alphonse Karr a los años contemporáneos a la composición de la obra.

los trajes de Luca Dell’Alpi destacaron con toda su colorida variedad en el primer acto, en la suntuosa escena que celebra el compromiso de Roberto y Anna, la amada y única hija de William Wulf, un rico terrateniente del anónimo pueblo de la Selva Negra. En un trabajo en el que las danzas y pantomimas tienen un papel protagónico, apreciamos las elegantes y comunicativas coreografías diseñadas por Michele Cosentino. El potencial teatral y narrativo de las figuras de Cosentino quedó especialmente resaltado al inicio del segundo acto, en la escena en la que Roberto, llegado a Maguncia para adquirir una cuantiosa herencia, cede a los halagos de una hábil hechicera, olvidando así solemnemente la promesa. de amor. dirigido a Anna.

Al frente de una fabulosa Orquesta de la Regio, Ricardo Frizza Equilibró bien el carácter de la partitura entre abandonos líricos y tonos oscuros, al tiempo que destacó una escritura que nos muestra a un Puccini más interesado y confiado que nunca incluso en el contexto sinfónico. Ulises Trabacchin dirigió el coro con sólida profesionalidad y los artistas del equipo, además de una musicalidad confiada y una vocalidad siempre cuidada y refinada, demostraron habilidad escénica e interpretativa en un título nada trivial para una formación coral.

Roberta Montegna Anna fue más convincente en el vocalismo dramático del segundo acto en comparación con el estilo más bel canto del primero. Relevo en el último momento a Martin Muehle, el dispuesto Azer Zada apoyó honorablemente el papel de Roberto entonando con suficiente confianza y nostalgia creíble el romance “Torna ai felici dì”, sin duda la página más famosa de la ópera. Un poco por debajo de las expectativas Simone Piazzola en el papel de Guglielmo Wulf: el cantante tiene un hermoso barítono y un acento noble al interpretar al desesperado padre de Anna, pero la alta tesitura no siempre parecía perfectamente enfocada. El consenso expresado por el numeroso público presente en el estreno fue cálido.

La reseña se refiere al estreno del 19 de abril de 2024.

Lodovico Buscatti

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