Terni, ladrones acrobáticos roban los canalones de cobre de Piazza Clai

Ladrones acrobáticos en acción en pleno centro para llevarse mercancías muy voluminosas. Se han instalado varios metros de bajantes de cobre para el drenaje de aguas pluviales…

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Ladrones acrobáticos en acción. en pleno centro para llevar mercancías muy voluminosas. Se instalaron varios metros de bajantes de cobre para el drenaje del agua de lluvia. desmantelado en mitad de la noche de dos viviendas privado en la zona plaza clai. Las víctimas no se dieron cuenta del robo hasta la mañana siguiente y no tuvieron más remedio que denunciarlo. ¿Qué pasó con la policía para arrojar luz sobre el doble golpe?.

“Sucedió la noche del miércoles al jueves”, afirma una mujer que ahora se ha visto obligada a buscar en su cartera para compensar la desaparición del metal precioso reponiendo a sus descendientes. «Cerré las contraventanas a las once y media y luego me fui a dormir. A la mañana siguiente me di cuenta de que los descendientes del cobre habían desaparecido y luego supe que no era el único que había sufrido este tipo de robo”.. Lo cierto es que en plena noche los ladrones, que treparon para llegar a los tejados de las casas atacadas, desmantelaron con cuidado dos metros de bajantes de cobre que se encontraban en una posición de difícil acceso. Entonces, siempre en vía San Vicente, en plena Piazza Clai, se pusieron manos a la obra para retirar otros tubos de lluvia hasta alcanzar una altura de ocho metros del suelo. Mismo trabajo y al mismo tiempo en otra casa en Via degli Artieri, a pocos metros del lugar donde se produjo el primer robo. En este caso, sin embargo, abandonaron el trabajo acrobático. Simplemente desatornillaron otra descendiente de cobre de la pared y luego la desmantelaron pieza por pieza hasta llegar a seis metros del suelo.

Lo curioso es que nadie escuchó ningún ruido sospechoso. Aún más extraño es el hecho de que los ladrones, que paseaban por las callejuelas del centro histórico llevando mercancías cuanto menos voluminosas y ciertamente no invisibles, lograron escapar sin dificultad. La esperanza es que alguna cámara privada de la zona haya inmortalizado su paso. El importe de los daños es significativo, y una de las víctimas del robo se vio obligada a acudir al hojalatero y pagar sumas importantes: «Se necesitan trescientos euros por pieza también porque investigué y aprendí que en esta zona no se puede hacer la reposición de descendientes con cobre falso”. Robos de este tipo han afectado a otras viviendas particulares del centro, visiblemente privadas de los tubos de oro rojo que resultan tentadores para quienes comercian con un metal cuyo coste ha alcanzado cifras asombrosas. Lo cierto es que las bajantes y desagües que se encuentran en los rincones de las casas se venden como pan caliente.

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