Hay “otros” trenes de velocidad. Tan hermosos que merecen un libro.

Hay “otros” trenes de velocidad. Tan hermosos que merecen un libro.
Hay “otros” trenes de velocidad. Tan hermosos que merecen un libro.

Ha llegado a las librerías “Treni ad altRa speed” (192 pp, 44 euros), el volumen 42 de la histórica serie fotográfica “Italia de nuestro pueblo” de la editorial Ecra. El hilo conductor es el ferrocarril, que después de la Segunda Guerra Mundial representó una de las columnas vertebrales del auge económico de Italia, y en particular las líneas locales, las que aún funcionan, pero también las que se han vuelto marginales o incluso abandonadas.

“Un libro – explica Luca Merisio, autor de las imágenes – que narra un viaje hecho de paisajes, pero también de personas. Cuenta, de hecho, la Italia de nuestro pueblo”. Antonio Polito, autor del texto introductorio y columnista del Corriere della Sera, se hace eco de esta afirmación: “Viajando a bordo de estos trenes – comenta el conocido periodista – podemos descubrir las maravillas de una Italia desconocida para muchos. Pero podemos reflexionar también sobre lo que es la Italia actual, un país cada vez más dividido en términos de civilización y demografía entre zonas opulentas y prósperas y otras deprimidas y abandonadas”.

Dividido en tres partes, el primer capítulo presenta algunas rutas aún en funcionamiento, recorridas por trenes turísticos o convoyes de líneas locales. El segundo es una inmersión en el pasado para descubrir museos ferroviarios y líneas poco utilizadas, devueltas a su antiguo esplendor gracias a la organización de trenes históricos. Entre estas de nuestra provincia encontramos la Subappenina Itálica.

Inscritas en el proyecto “Timeless Tracks” de la Fundación FS, sus atracciones se agotan constantemente. Inaugurada a finales del siglo XIX, se encuentra entre las líneas ferroviarias más antiguas de Italia. El tramo entre Fabriano y Pergola se inauguró el 28 de abril de 1895 y, después de tres años, se extendió hasta Urbino con el objetivo (nunca logrado) de conectar el interior de Las Marcas con el de Romaña. El último capítulo de la publicación está dedicado a las líneas en desuso, unas 120 entre el Norte, el Sur y las islas para un total de 1.200 kilómetros.

Los recorridos a veces se transforman en las llamadas vías verdes -para recorrer a pie o en bicicleta- o incluso armadas, como la Fano-Urbino. Cerrada al tráfico en 1987, la línea Malatesta conserva intactas sus infraestructuras, como el puente sobre el Metauro o la estación de Cuccurano reproducida en el volumen. Una línea que se mantiene viva gracias al compromiso de la Asociación de Ferrocarriles del Valle de Metauro con la esperanza de que, algún día, también vuelva a ser utilizada por aquellos trenes de otra velocidad.

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