Una realidad de contaminación y fluidez de la que también las hijas de safo se embeben, en esta historia coral en la que el narrador se convierte en Nosotros, como enseñaron Safo y la propia Woolf, quien rechaza su narrativa en tiempo futuro.
Convertirse, llegar a ser, en este mar de posibilidades en el que nunca nos sentimos bien: escuchar lo que ese ser que llevamos dentro nos susurra al oído, en la oscuridad de la tarde, abandonando el miedo a volver a ser completos, para siempre. Abrazar la belleza de ser muchas cosas a la vez y no tener miedo de cambiar y redefinirse. Porque el cambio da miedo, sí, sobre todo cuando rompes los bordes del diseño que otros han hecho de ti y de lo que debes ser. Pero es necesario seguir respirando.
Tal vez eso es exactamente lo que las hijas de safo quiere sugerir: para escucharnos, para ocupar espacio, para diluir los tiempos. Una guía enciclopédica de quienes -hace más de cien años- vivieron los mismos miedos y complejidades que conlleva ser mujer, y que de la fragmentación sacaron a relucir lo más hermoso e importante de todo: la supervivencia.
