La fuente clara de David Bosc: la reseña del libro

Aprovechando este espacio, Bosc llena el vacío biográfico con toda la imaginación que permite la novelatransformando los últimos años de la vida de Gustave Courbet en una oda a la vida y a la naturaleza.

El autor de “El origen del mundo” es un simpático ogro rabelesiano, por eso Bosc adapta su escritura a la imagen del personaje: codicioso y alegre. Las palabras brotan de las páginas como fastuosos platos de una comida gigantesca, inmersas en la pasta de colores de una paleta hecha de agua fresca, vino y voluptuosos cuerpos femeninos.

Courbet es un bon vivant barrigón y de modales sencillos., alegre, amante de la diversión y alérgico al dinero. Bebe, come y celebra en cada página. A pesar de su tamaño, no hace más que correr y nadar desnudo entre las aguas del lago, entre los charcos y sobre todo entre los ríos de vino blanco, siempre rodeado de sus “familiares”. esos pequeños artistas que gravitaron a su alrededor incluso durante su exiliodispuesto a morir de hambre y vivir a la intemperie sólo para estar cerca del genio y participar, aunque sea en pequeña medida, en la creación de sus obras maestras.

Visto el tema, Bosc sólo puede conceder al lector varias digresiones en el mundo del arte. Al principio de forma furtiva, luego las incursiones se vuelven más largas, más íntimas, mezclando elementos biográficos, análisis y poesía. Pintor realista, Courbet despreciaba el orientalismo en boga en París. Prefiere observar nubes, hojas y cuerpos de mujeres.una oportunidad para que el narrador traduzca los idilios bucólicos figurativos de Courbet en páginas llenas de toques líricos en las que dar rienda suelta a su refinado talento literario.

La novela no sólo celebra el lado positivo de Courbet; A través de una prosa siempre atrevida, Bosc explora también las sombras de su personalidad.. Su obvia adicción al alcohol, sus complejas relaciones con las mujeres y su lucha contra la enfermedad se abordan con franqueza y compasión.

Su dieta le lleva inevitablemente a la cirrosis, acompañada de ascitis, un derrame que inflama el peritoneo hasta el punto de aberrarlo. El pintor, ya imponente, se vio hincharse al final, hasta que literalmente explotó en 1877el año de su muerte.

Con esta obra de 2013, traducida a Italia por la orma En 2017, David Bosc crea un retrato de Courbet alejado del estereotipo del artista maldito. Rimbaud y Baudelaire, dos de sus contemporáneos, encarnan esta figura oscura, constantemente mantenida a distancia. La pobreza y el alcohol no pueden manchar la ligereza de un hombre libre hasta la muerte, demostrando que una tierra de exilio puede ser la de un regreso a los orígenes. El arte no es todo el hombre.

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