Adiós puestos y bienvenido al turismo desenfrenado

El municipio de Roma ama mucho más la cultura pero el turismo, y ha desalojado la hilera de puestos de venta de libros antiguos en Via delle Terme di Diocleziano para obras que atañen a la zona, “revalorizada” de cara al Año Santo 2025. Es difícil Prevemos que en lugar de puestos de venta de libros antiguos, en ese precioso espacio -entre Piazza della Repubblica y Termini- habrá lugar para actividades comerciales relacionadas con el turismo, y es probable que en lugar de libros pronto los turistas puedan encontrar cervezas y café y, por qué no, estampas y vírgenes más o menos benditas.

Entre los que estarán contentos con la acción del municipio (que cuenta con numerosos agentes culturales que se autodenominan de izquierdas, aunque a menudo resulta muy difícil darse cuenta de ello) también estarán empresas o particulares que venden libros a través de La Internet. Pero sobre todo estarán contentas las grandes librerías de la zona, que nunca les ha gustado la competencia de los libros usados ​​y siempre han denigrado los puestos diciendo que vendían libros robados…

Sí, era posible encontrar algunos “productos nuevos” a mitad de precio en sus estanterías, pero en su mayoría eran bibliotecas desmanteladas, de niños o viudas que se apresuraban a deshacerse de los libros de los “difuntos” que sólo servían para recogida de polvo. En largos años de frecuentación puedo jurar que he presenciado más de una vez las negociaciones de un heredero con un tendero. Y lo cierto es que, a precios siempre asequibles, he podido encontrar muchos libros inalcanzables en los puestos ahora desmantelados, ediciones antiguas agotadas desde hace años, de editoriales desaparecidas desde hace años. Una buena mitad de mi biblioteca proviene de puestos callejeros (en varias ciudades). Y muchas veces lo renovaba revendiendo a los vendedores los mismos libros que les había comprado hacía mucho tiempo, cuando ya no los necesitaba, cuando ya no me interesaban.

Con el tiempo, me hice amigo de algunos tenderos que se mostraban decididamente amables y generosos con sus clientes más habituales. Y realmente no sé dónde podrán mudarse, y probablemente no les hayan ofrecido ningún otro espacio. Una ciudad, una ciudad realmente grande, se caracteriza también por sus “mercadillos”, su “Porta Portese” (y se espera que este lugar canónico y tradicional en Roma para los bienes de segunda mano y de mala calidad no tarde o temprano sea tomado demasiado objetivo de alguna junta progresista).

Espacio para los turistas y quienes se benefician de ellos, espacio para la clase media adinerada, por tanto, de la que, con sus beneficios económicos o políticos, se incluyen también los grandes libreros y los numerosos beneficiarios y aprovechadores del turismo.

Y dar paso a culturas predeterminadas, que podrían terminar -tarde o temprano- también por imponerse a los editores y libreros, y a las universidades libres.

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