Putin está pensando en sus próximas prioridades (movilización y protección de estructuras estratégicas en Rusia) y tiene que elegir entre agresivo y muy agresivo. Por ahora, le da vueltas al reloj y habla con sus “compañeros” sobre el FSB.
Vladimir Putin regresó hoy a su casa, al Palacio Lubyanka, donde habló frente a los hombres del FSB, sus colegas. Comenzó llamándolos “compañeros oficiales” y luego les dio un presupuesto para 2022 y perspectivas para 2023. Los llamó a trabajar para detener la propagación de ideas que puedan dividir a la sociedad; prestar atención a la seguridad económica y a fortalecer el control de la infraestructura crítica, las empresas del complejo militar, industrial, energético. Esta última solicitud responde a una preocupación creciente: detener el sabotaje cada vez más profundo en territorio ruso, donde se han atacado aeropuertos, depósitos de armas y combustible. Moscú siente que se derrumba el mito de la impenetrabilidad de su territorio y también el de su vecino y amigo, Bielorrusia.
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