El monte Everest sigue creciendo y no se detiene. La montaña más alta del mundo, con sus 8849 metrosha ganado entre 15 y 50 metros en los últimos 89 mil años. Y, aún hoy, sigue creciendo. La medición de la montaña es objeto de un estudio que ha tenido en cuenta un nuevo factor que condiciona la fotografía. Los arroyos que fluyen en la región del Everest erosionan el suelo “empujándolo” hacia abajo.
El Everest crece, aquí está el culpable
La base alrededor de la montaña se excava y remodela lenta pero progresivamente. El principal culpable sería el río Arun, que discurre a unos 75 kilómetros del Everest y que hace miles de años, probablemente tras un fenómeno meteorológico extremo, empezó a ‘robar’ agua de un arroyo más cercano a la montaña. Con el tiempo, el agua arrastró sedimentos, ‘moviendo’ efectivamente millones de toneladas de materiales y provocando que la montaña se elevara debido al fenómeno del ‘rebote isostático’. Hoy en día, el río Arun es el principal afluente del Kosi, que fluye más al sur.
“Es un nuevo factor adicional que subyace a la elevación del Everest”, dijo Matthew Fox, geólogo del University College de Londres y coautor del estudio. El fenómeno, que ha tenido consecuencias en los últimos 90 mil años, según los científicos, tendrá un impacto a muy largo plazo: se puede suponer que el crecimiento del Everest es un proceso potencialmente destinado a durar millones de años.
¿Crecimiento infinito? Posible…
“El impacto principal probablemente recaerá sobre los escaladores, que tendrán que subir 20 metros más para llegar a la cumbre”, añadió Fox, sin descartar la formación de otras capas de hielo en las “nuevas” altitudes. En el Himalaya, el Everest supera actualmente en unos 250 metros al segundo pico, el K2 (8.611 metros). El proceso de crecimiento del Everest afecta también a otras montañas: en particular, será necesario seguir las medidas de los montes Lhotse y Makalu.