Vaticano, nuevas reglas para los empleados: tatuajes y convivencia prohibidos

Vaticano, nuevas reglas para los empleados: tatuajes y convivencia prohibidos
Vaticano, nuevas reglas para los empleados: tatuajes y convivencia prohibidos

Está prohibido llevar piercings, tatuajes a la vista o “unirse a asociaciones cuyos fines no sean compatibles con la doctrina de la Iglesia”. Además, no se permiten convivencias sino sólo bodas bendecidas por el párroco. En el nuevo reglamento se exigen obligaciones muy específicas a los empleados laicos que, en diversas funciones, trabajan en la Fabbrica di San Pietro y se encuentran en contacto con miles de turistas, especialmente con vistas al Jubileo.

El Papa Francisco abraza a los romanos, especialmente a los que se encuentran en graves dificultades, y luego pide la liberación de los prisioneros de guerra.

Más que un código de vestimenta, es un recordatorio obligatorio de decoro, diligencia y responsabilidad. Tanto para los Sampietrini, trabajadores históricos que siempre han sido responsables del mantenimiento del lugar de culto, como para los empleados contratados en los distintos niveles de la Fabbrica, un organismo administrativo nacido con la propia basílica de Miguel Ángel y que en los últimos años ha sido objeto de varios escándalos: desde el robo de obras y documentos almacenados en archivos hasta casos de adquisiciones opacas. Incluso la colección de arte de un anciano canónigo que murió en el Vaticano el año pasado ha generado preocupación recientemente, generando sospechas sobre la procedencia de algunas obras aún almacenadas en un almacén.

Era hora de que Francisco quisiera implicarse en un sector que gozaba de cierta autonomía pero que tenía dificultades para adaptarse al nuevo curso de reformas impreso en toda la curia con el Predicado Evangelium de la Constitución.

En la fiesta de San Pedro y Pablo se publicaron los textos de los Estatutos y Reglamentos tanto del Capítulo de la basílica como de la Fabbrica. Las normas se estaban elaborando desde hacía algunos años y requerían varios pasos, incluida una evaluación global por parte de los abogados laboralistas del Vaticano en la parte relativa a los empleados. Sin embargo, los cambios también afectaron a los cánones que ahora se dividen en cánones honoríficos (mayores de 80 años y sin salario) y cánones efectivos. A partir de ahora, estos últimos ya no son vitalicios sino nombrados por cinco años y con obligaciones estatutarias muy específicas, entre ellas participar en la gestión del patrimonio (pero alternativamente pueden delegar la gestión del patrimonio inmobiliario en APSA) y cuidar de la vida espiritual que se desarrolla en la basílica. Incluso la reforma del Capítulo de Cánones -institución milenaria fundada por San León IX en 1053- se inició (en medio de mil controversias internas) para introducir criterios modernos de gestión y control.

DESPIDO

La parte que concierne a los trabajadores, sin embargo, es mucho más compleja. A partir de ahora pueden ser despedidos o suspendidos si se les descubre filtrando información a extraños sobre lo que sucede dentro de la basílica. Ya no pueden recibir en la oficina a extraños ni “retirar documentos originales, fotocopias, copias electrónicas u otro material de archivo”. También está prohibido “utilizar indebidamente los sellos y el papel membretado o los programas informáticos de la fábrica con fines privados”. Ya ni siquiera podrán “recibir o enviar correspondencia privada a través de la oficina”, “recibir encargos o realizar tareas externas”.

Los Sampietrini (albañiles, puentes, fontaneros, carretilleros, carpinteros, electricistas, pintores, marmolistas, herreros o peones) que realizan trabajos de mantenimiento de la estructura están llamados a prestar especial atención a su aspecto exterior. «Por respeto al decoro y al ambiente de trabajo, están prohibidos los tatuajes visibles en la piel y los elementos de perforación corporal», se les exige que vistan ropa digna y adecuada a la actividad a realizar. «La vestimenta uniforme deberá utilizarse únicamente durante el servicio». Sampietrini con el uniforme roto o manchado, “o que utilice el uniforme fuera de servicio, incurrirá en sanciones disciplinarias”. Máxima rigidez y severidad. Sobre todo en una cosa: el Papa Francisco ya no parece dispuesto a hacer concesiones y la norma se aplica a todos los empleados, desde los trabajadores hasta los funcionarios. Secreto papal y confidencialidad, bajo pena de suspensión o incluso destitución.

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