La venganza de Putin: se llevará nuestros activos hasta trescientos mil millones

La venganza de Putin: se llevará nuestros activos hasta trescientos mil millones
La venganza de Putin: se llevará nuestros activos hasta trescientos mil millones

La decisión que acaba de tomar el gobierno ruso de nacionalizar empresas como la italiana Ariston o la alemana Bosh es sólo el acontecimiento más reciente de un conflicto multidimensional en constante escalada. Poco después del lanzamiento de la Operación Militar Especial en Ucrania decidida por el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, en febrero de 2022, Estados Unidos y sus aliados prohibieron cualquier transacción que involucrara al banco central ruso y al Ministerio de Finanzas. Además, dado que, como todos los bancos centrales, el ruso ha organizado al menos parte de sus reservas en activos líquidos como las principales monedas, Estados Unidos y sus aliados han decidido bloquear estas reservas. Así, el banco central ruso pronto confirmó que se habían congelado en Occidente activos rusos por valor de alrededor de 300 mil millones de dólares, equivalente a la mitad de sus reservas totales de divisas. Desde entonces, muchas voces diferentes han propuesto apoderarse de estos activos y utilizarlos para defender y reconstruir Ucrania.

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Las reservas rusas podrían proporcionar a los ucranianos un apoyo que hoy parece mucho más de lo necesario. Se estima que en los últimos dos años Estados Unidos y sus aliados han enviado poco menos de 300 mil millones de dólares en ayuda militar, financiera y humanitaria a Ucrania. La incautación de las reservas rusas tendría así el efecto de ayudar a los gobiernos occidentales en su intención de seguir apoyando a Ucrania en el tiempo, reduciendo las cargas que hasta ahora soportan sus contribuyentes y, al menos según algunos, debilitando al Presidente Putin al reducir el apoyo ofrecido hasta ahora. a él por los oligarcas rusos.

Ciertamente, esta política de apoderarse de los activos rusos en el extranjero no está exenta de riesgos y controversias, dado que tal medida tiene pocos precedentes y los efectos a largo plazo en un sistema financiero global que se basa en la confianza en que los derechos de propiedad deben ser respetados. , según lo prescrito por el derecho internacional, están lejos de ser ciertos. En particular, existe el temor de que más de una nación, temiendo la seguridad de sus reservas en dólares y euros, decida convertirlas en monedas distintas a las occidentales, especialmente el renminbi chino.

De ser así, esta reconversión terminaría aumentando los costos de endeudamiento del gobierno, haría más difícil la lucha contra los delitos financieros y haría menos efectivas las sanciones impuestas contra la Federación Rusa. Sin embargo, hace unos días, el presidente estadounidense, Joe Biden, firmó una ley que le autoriza a apoderarse de las reservas de divisas rusas, tras informar debidamente de ello al Congreso.

Por su parte, los funcionarios rusos han advertido repetidamente que la confiscación de los activos estatales de su país conduciría a la confiscación de los activos de los inversores extranjeros ya bloqueados por sus autoridades. No está claro cuál es el valor real de estos activos, pero al menos a primera vista, debería ser comparable al valor de las reservas rusas en el extranjero.

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