La Oficina Australiana de Meteorología ha declarado finalizado el recurrente fenómeno climático de El Niño, afirmando que las condiciones en el Pacífico tropical están volviendo a la normalidad y que las temperaturas del agua están bajando rápidamente.
El Niño se debe a la oscilación periódica de las corrientes atmosféricas, que influye en la circulación de las aguas del Pacífico, provocando el calentamiento de su superficie. Esto a su vez determina el aumento de la temperatura del aire y tiene repercusiones en el clima global y los patrones de precipitaciones en las regiones tropicales.
El Niño suele repetirse con intervalos de entre dos y siete años. Su última manifestación comenzó el pasado mes de junio y contribuyó a que 2023 fuera el año más caluroso registrado, junto con el cambio climático debido a las emisiones de gases de efecto invernadero. También ha sido causa de sequías que han provocado incendios sin precedentes en Colombia y Venezuela, y está provocando una crisis alimentaria en el sur de África.
El fin de El Niño llegó algo antes de lo que algunas previsiones señalaban que el fenómeno se prolongaría hasta principios de verano. Lo que suceda en los próximos meses dará importantes indicaciones sobre el futuro del clima.
Algunos modelos consideran muy probable que a finales de año comience el fenómeno contrario a El Niño, conocido como La Niña, que provoca que las aguas superficiales del Pacífico tropical se enfríen y bajen las temperaturas medias globales.
La llegada de La Niña podría desmentir las predicciones según las cuales el año 2024 corre el riesgo de ser incluso más caluroso que 2023, y sugerir que las temperaturas excepcionales de los últimos meses no son una señal de que el cambio climático haya entrado en una nueva fase de aceleración incontrolable sino una anomalía debida a factores todavía por aclarar.
El enfriamiento de los océanos también podría limitar los daños sufridos por los arrecifes de coral en los últimos meses. En los últimos días, la Agencia Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) confirmó que está en marcha otro evento global de blanqueamiento, un fenómeno debido a temperaturas excesivas que puede provocar la muerte de los corales.
Se trata del cuarto episodio de este tipo desde 1998 (los demás también ocurrieron durante El Niño) y, según los expertos, pronto podría convertirse en el más grave jamás registrado. En la Gran Barrera de Coral de Australia, el 73 por ciento de los corales ya han resultado dañados.
Pero la Oficina Meteorológica de Australia ha advertido contra sacar conclusiones apresuradas, advirtiendo que las temperaturas del océano han alcanzado niveles sin precedentes y que esto podría tener consecuencias impredecibles en la alternancia entre El Niño y La Niña.
