Frank Gardner
corresponsal de seguridad
Israel ahora se verá tentado a tomar represalias contra Irán con mucha mayor fuerza que en abril.
En ese momento, tras una andanada de alrededor de 300 misiles y drones iraníes, lanzados en respuesta a un ataque israelí contra el consulado de Irán en Damasco, hubo un esfuerzo diplomático internacional concertado para impedir que Israel reaccionara con demasiada fuerza.
Al final, Israel llevó a cabo un ataque menor pero simbólico con misiles contra un objetivo cercano a las instalaciones nucleares de Irán. Causó pocos daños pero demostró a Irán que tenía alcance.
Esta vez bien puede ser diferente. Israel considera que sus recientes acciones en la región son tanto un elemento disuasivo para sus enemigos como la eliminación de las amenazas que ha estado enfrentando.
Así como Irán sintió que tenía que responder a los asesinatos del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán en julio, y del líder de Hezbolá en septiembre, es poco probable que Israel acepte este ataque directo de Irán sin hacer nada.
Sus objetivos podrían abarcar desde las instalaciones nucleares de Irán hasta las bases del CGRI y los sitios de lanzamiento y depósitos de almacenamiento desde donde se disparó el ataque con misiles del martes.