Hoy cumple cien años Jimmy Carter, el presidente estadounidense que más tiempo ha permanecido en el cargo y el único que ha llegado a esta edad. Carter gobernó entre 1976 y 1981, en un período muy complicado: su presidencia se caracterizó sobre todo por la crisis vinculada al secuestro de 53 empleados de la embajada estadounidense en Teherán, Irán, lo que se conoció como la “crisis de los rehenes”. A lo largo de los años ha sido recordado como un presidente con buenas intenciones, pero a menudo poco capaz de ponerlas en práctica.
Carter nació en 1924 en una familia de agricultores en Plains, un pequeño pueblo de Georgia. Tras servir en la Marina se licenció en física nuclear y tecnología de reactores: gracias a su formación se inscribió en el programa de submarinos nucleares de Estados Unidos y una vez de regreso a Georgia se dedicó a cultivar y vender maní. En 1962 fue elegido senador del estado y en 1971 asumió el cargo de gobernador.
Cuando comenzó a hacer campaña para las primarias del Partido Demócrata con vistas a las siguientes elecciones presidenciales, Carter no estaba entre los candidatos más destacados, sino todo lo contrario: sin embargo, ganó tanto esas elecciones como las elecciones contra el candidato del Partido Republicano, Gerald Ford, quien Había sido vicepresidente de Richard Nixon y lo había reemplazado tras su dimisión en 1973 ligada al escándalo Watergate.
También debido a la crisis de los rehenes, perdió las elecciones presidenciales de 1980, convirtiéndose en uno de los pocos presidentes estadounidenses que no fue reelegido para un segundo mandato, al igual que George HW Bush y Donald Trump. En cualquier caso, Carter supo aprovechar su influencia y notoriedad para apoyar numerosas campañas por los derechos civiles y en 2002 recibió el Premio Nobel de la Paz gracias a su “esfuerzo de una década por encontrar soluciones pacíficas a los conflictos internacionales”, como el que llevó a el acuerdo de paz entre Israel y Egipto en 1979.
Carter continuó viviendo en Plains, donde se dedicó a una instalación en forma de maní gigante que tiene una sonrisa inspirada en la suya.
(Foto AP/Steve Helber)
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