“Así Mara Maionchi obligó a Tiziano Ferro a mentir sobre su homosexualidad”: y el artista relanza el artículo de una revista online

“Así Mara Maionchi obligó a Tiziano Ferro a mentir sobre su homosexualidad”: y el artista relanza el artículo de una revista online
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Se suma un nuevo episodio a la telenovela Ferro-Maionchi, tras las declaraciones de la discográfica a Ganado y la respuesta de la estrella del pop a través de las redes sociales. Esta vez Grazia Sambruna habla en el sitio MowMag, en un artículo parcialmente relanzado en Ig por el propio Ferro. En el que nos preguntamos si fue “realmente afortunado para Tiziano Ferro encontrar Mara Maionchi? Nos atrevemos a dudarlo. Por varias razones. En primer lugar – leemos – el hecho de que la nuestra, Mara Maionchi, no fue (nunca) la abuela “mattarella” con la que todos soñamos. Y esa televisión nos lo viene diciendo desde hace demasiado tiempo. Estoy aquí para desacreditar otro hermoso y mentiroso cuento de hadas.”

El artículo parte de vísperas de 2001, cuando Ferro “era un niño con un sueño y un disco de 12 temas, todos éxitos, ya listo en el cajón. Gracias al encuentro con Mara Maionchi ese álbum se convertiría rojo relativo, el álbum debut perfecto: escrito e interpretado por una veinteañera latina que, entre otras cosas, tenía por sí sola la voz de todo un coro de gospel. Pero había un problema: Tiziano Ferro, en aquel momento, pesaba ciento once kilos. En definitiva, no era el ídolo adolescente que, por la lógica comercial de la época, debería haber sido.” Según Sambruna, Maionchi y Alberto Salerno habrían puesto al artista ante una elección: “O perder peso o no tener contrato”. De ahí la dieta muy estricta, la pérdida de peso, el debut con xdonovictoria en el festivalbar, el álbum se publicó en cuarenta y dos países y vendió más de dos millones y medio de copias.

Y de nuevo continúa el artículo: “Tiziano Ferro no amaneció gay cuando cumplió 30 años. Siempre lo ha sido. Sólo que no podía decirlo. Porque incluso su orientación sexual habría minado mortalmente la perfecta imagen de ídolo adolescente con la que había elegido “venderlo” a la multitud. Una decisión, además, enteramente producto de la época en la que debutó la nuestra. (…) Así, Tiziano Ferro se encontró respondiendo durante al menos una década a las preguntas habituales sobre cómo debería ser su mujer ideal. Los primeros fanáticos seguramente recordarán esa charla de enlace con MTV VJ Giorgia Surina. Incluso se susurró que noches oscuras estaba dedicado a ella y al final de su historia de amor.”

Por tanto, hubo dos condiciones impuestas por la dirección: adelgazar y no revelar que era gay. Lo que le habría llevado a un profundo estado de infelicidad y problemas de alcoholismo y autoestima. El artículo continúa: “Cuenta la leyenda, pero aquí estamos en el terreno de los mitos y leyendas, que tras el éxito de rojo relativo, como consta, Tiziano Ferro ya no soportaba esa jaula dorada en la que la única manera posible de ser amado era negarse a sí mismo cada vez que tenía que abrir la boca. Se dice que había accedido a una entrevista televisiva para salir del armario, término que aún no existía, y distraerse. Entrevista impedida por todos los medios por Maionchi, demasiado interesado en proteger los intereses comerciales de su “protegido”, la carrera de “su” criatura. Lo cierto es que en cuanto Ferro gana el Festivalbar se toma un avión y vuela a Sudamérica “para estudiar en la universidad”. Lo que se rumorea es que nunca quiso volver a Italia”.

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Entonces, Sambruna vuelve a escribir: “¿Ferro tuvo ‘suerte’ de conocer a Mara Maionchi? Quizás más bien lo contrario. Si ella no lo hubiera interceptado, habría recaído en Cecchetto o algún otro gerente desenfrenado que buscaba jóvenes talentos. Si bien Tiziano Ferro, en realidad, ya era Tiziano Ferro, nace un fenómeno como no muchos. Aproximadamente uno por generación, para ser bueno. Porque todavía hoy se puede encontrar a un chico de 19 años que escribe, compone y canta así, sin autotune, sin hordas de autores famosos que le alineen las letras. Las imposiciones -reiteramos, hijas de su tiempo- que Maionchi ‘tuvo’ que imponer a la imagen de aquella latina de veinte años habrán contribuido a convertirlo en una estrella del pop. Pero, ante todo, una persona infinitamente infeliz fuera del escenario, alguien que tuvo que aprender desde el principio a experimentarse a sí mismo como un horrible secreto”. “Si hoy Tiziano Ferro no estuviera completamente agradecido a Mara Maionchi, desde el lado humano y quizás incluso desde el artístico, al final tendría razón. Llamarlo desagradecido ahora, mientras la cantautora atraviesa el dolor del divorcio de su marido y lleva meses repitiendo en varias ocasiones que se encuentra en una profunda crisis tanto a nivel musical como personal, es, para Mara Maionchi. parte, una bestia de la cual c ‘hay muy poco de qué enorgullecerse’.

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