«Había perdido mi trabajo y mi dinero, pero ahora ya no envidio a los amigos, los aperitivos y las compras»

«Soy originario de Milán, viví en la ciudad durante 40 años, nunca volvería, eso es seguro»: Paolo Goglio ha vivido en una cámping, en Oggiono, cerca de Lecco, con vistas al lago Annone. Productor de televisión y web, la crisis financiera de 2008 le quitó clientes y trabajo. “Toma un momento y quedas noqueado”. Hoy tiene un canal de YouTube donde habla de su vida, gente que lo llama para pedirle consejo, más de tres millones y medio de visitas, un proyecto de “pueblo” alternativo. La elección del camping estuvo dictada por la necesidad.

¿Y hoy?
«Hoy es mi vida. Cuando voy a visitar a un amigo sólo veo una montaña de espacio inútil, que cuesta dinero, que hay que limpiar. Cambié el eje de valores. Al principio me sentía un paria, vinieron las televisiones y me trataron un poco como a una víctima de un terremoto, hoy me siento muy bien, he eliminado cientos de hábitos inútiles y costosos: en cierto momento se apodera de mí una ligereza en la vida, que uno puede reinvertir. No tengo nostalgia de los bares, de los aperitivos ni de las compras. A veces, incluso el cine o el teatro son soluciones provisionales. Aquí nunca me aburro.”

“Voy a vivir en una caravana”. Aumenta el número de personas que eligen autocaravanas por su “coste de vida”

¿Habéis observado un aumento de la población que vive en campings en los últimos años?
“Sí. Aquí el diez por ciento de las parcelas están ocupadas por residentes permanentes. Lo hacen por diferentes motivos. Están los pensionistas (fueron los “pioneros”), los separados, especialmente los hombres, los que están desesperados, los que buscan una solución, los que quieren tomar una decisión de vida. Muchas veces al principio buscas una alternativa que sea digna, y luego esa alternativa se vuelve envidiable. Por eso estoy trabajando en un proyecto de pueblo con parcelas anuales permanentes, un lugar de vida para una comunidad que busca un estilo de vida determinado, basado en el compartir pero también en el respeto a la privacidad. Un camping, pero sin las instalaciones “inútiles” de quienes sólo vienen de vacaciones, como la bolera o la piscina. Llevo un año trabajando en ello y ya tengo cientos de solicitudes.”

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