Mary-Kate y Ashley Olsen: anatomía de una pareja ícono

Así, ampliando la búsqueda a las redes sociales, surgen otras fotografías recientes. Ashley el 11 de abril en Nueva York vestida totalmente de negro mientras iba, leemos en el pie de foto, a una reunión de trabajo; siempre Ashley el 4 de abril en la inauguración de una pop up store mmERCH en Manhattan y, el mismo día, en las calles de la Gran Manzana.

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Abrigos negros oversize y grandes gafas oscuras son el uniforme estándar de las gemelas Olsen. ¿Por qué entonces anhelamos una nueva inyección robada? ¿Qué nos fascina tanto de sus looks? Sería fácil para los detractores cuestionar la admiración de los aficionados. Siempre van vestidos igual, se podría decir. Pero cualquiera que esté a favor de esta visión simplista revelaría una falta de atención a los detalles. Y, tanto en la moda como en la vida, son los detalles los que marcan la diferencia.

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Son los detalles los que dan sus frutos lujo un jefe – y las prendas que lucen las dos hermanas parecen extremadamente lujosas, al igual que las de las colecciones de The Row, la marca emblemática de la lujo tranquilo – y siguen siendo los detalles los que hacen que sus looks sean especiales: unas gafas, una joya, un pañuelo, un bolso.

Y luego está elactitud, la actitud. Y la de las Olsen es tímida, misteriosa, decididamente fascinante. Si Leonardo di Caprio se hace ridículo, a veces desagradable, a los ojos de los aficionados en un intento de escapar de la prensa escondiéndose bajo máscaras y sudaderas con capucha. Las gemelas Olsen regatean con gracia a los paparazzi. No parecen evitarlos, pero logran evitar la sobreexposición. Una sobreexposición, la de los famosos y los influencers, que quizás ha empezado a cansarnos.

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