El director dadaísta: «Cinco minutos para nosotros, y luego tú también te irás…». Para su nuevo programa, bruno vespa ha elegido como tema principal una canción de Maurizio Arcieri, la del Nuevo Dadá. Cada elección en la televisión nunca es inocente. Durante años, Vespa aspiró a tener más visibilidad: ya su “Puerta a puerta” navega en medio de la noche y mientras mantenga uno ruta seguratanto en el pensamiento como en el comportamiento (por suerte, los locos y los provocadores nunca son invitados), es un club privado. Las simpatías políticas de Vespa son de sobra conocidas y ahora que hay una coalición en el Gobierno más simpatizante de él, ha pedido una ubicación prestigiosa, entre el final de Tg1 y el comienzo de Amadeus: «Cinco minutos». Se despidió con un dadaísta «Buon Amadeus», no se sabe si para disculparse por la ocupación o si se molestó por los pocos minutos concedidos. Olvidemos el comparar con el pasado (“El hecho” de Enzo Biagi era otra cosa) y centrémonos en las características dadá de la entrevista.
Como es bien sabido, yo nuevos dadaístas no tienen líneas comunes dentro de su grupo, no tienen nada que comunicar en un nivel proactivo sino solo rompiendo gestos hacia las instituciones, culturales o políticas. El movimiento se caracteriza por su espíritu nihilista a través del cual queremos expresar la sensación de nada y vacío. ¿Dónde está la provocación de Vespa? En dos gestos sustanciales. La primera consiste en la puesta a cero absoluta de la escritura (cámara fija y así sucesivamente), en el logro de la tan codiciada «grado cero» frente a un televisor que sin saberlo tiende al barroquismo, al exceso, a la confusión. El segundo está representado porausencia absoluta De peticiones. Vespa invitó al Primer Ministro Giorgia Meloni (conectado desde el Palacio Chigi), sugirió el tema a discutir y posición de escucha. No es una mala provocación, esperemos la secuela.