historia de la obra maestra que anticipó la decadencia de Occidente – Corriere.it

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« No hay un lado oscuro de la luna / De hecho, todo está oscuro / Lo único que la hace parecer brillante / es el sol » Es una voz inaudible, que viene de lejos, otro truco (o diablura) esparcido a lo largo toda una obra maestra. Sí, es la sentencia pronunciada por el portero de los famosos estudios londinenses de Abbey Road que cierra El lado oscuro de la luna de Pink Floyd, su summa teórico-musical, el punto álgido de una carrera legendaria, la música clásica navegando hacia el rock. Pues Dark Side cumple 50 años, estrenada en Estados Unidos el 1 de marzo de 1973 (pero la fecha es controvertida: unos dicen 10, otros 17). Los logra en un trágico momento de la banda con Roger Waters que discute ferozmente con David Gilmour y decide volver a grabar el disco él solo, como si fuera sólo material suyo.

Pero este es el triste contemporáneo. En aquel entonces, la antigua sabiduría del portero quien glosa el disco y de alguna manera contradice su núcleo ideológico (o tal vez amplía sus horizontes) -el lado oscuro de la luna o la alienación que hay en nosotros se convierte en «todos estamos potencialmente locos»- está ahí para demostrar la grandeza de The Dark Side . Y no es suficiente decir que permaneció en las listas durante más de 15 años en Estados Unidos ni que fue una inspiración para las generaciones de músicos por venir. The Dark Side es un manifiesto de la decadencia de la civilización occidental, anticipando temas y verdades que no son meramente sonoras: los imperativos del consumismo; el terror de la locura; la guerra, como disvalor absoluto; la finitud humana frente a la arrogancia de los poderes (solo somos hombres ordinarios).

Pero Lado oscuro tambien es un homenaje de los cuatro al gran iniciador de la aventura floydiana: el loco, el genial sombrerero loco Syd Barrett, corroído por la locura, incapaz de trabajar durante varios años ya en aquel 1973, pero invitado de piedra a lo largo de todo el disco. Disco que precisamente, a la manera del clásico, lo escuchas todo directo durante los fatídicos 42 minutos y 57 segundos. Como una obra sinfónica, completa con un leitmotiv recurrente. Y que, sin embargo, no renuncia a la extrema modernidad de la electrónica, los sintetizadores a profusión con la dirección, las máquinas, del gran Alan Parsons. Aún hoy demuestra una frescura mucho más juvenil que sus cuarenta años.

Lado oscuro es por lo tanto el termino medio y luego el apogeo de Pink Floyd: el experimentalismo revolucionario de los balanceo de los años sesenta que encuentra su síntesis popular y espacial. Y ya nada será igual que antes ni siquiera para la banda, con Waters que enfermará de gigantismo lírico, creyéndose el único, los Floyd, y por tanto rompiendo con todos sus compañeros. Pero esa es otra historia. Y, por tanto, como empezamos por el final, cerramos por el principio: «Respira, respira el aire, no tengas miedo de cuidar», es decir, «respira, respira el aire, no tengas miedo de amar». ». Sí, con la obertura de Háblame/Respira abre el disco, pero también podría ser su despedida. Porque, al final, amar es lo que importa.

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