Después de la famosa masacre de rosas en la noche inaugural de Sanremo, Blanco había desaparecido un poco del radar mundial. Sobre todo hablaron los padres, primero la madre y luego el padre, que intervino para defenderlo de los continuos ataques mediáticos e incluso judiciales, con la denuncia de los codacones.
El artista de Brescia –nacido Riccardo Fabbriconi, 20 años de Calvagese della Riviera– volvió al público más energizado que nunca al participar en la Semana de la Moda de Milán, invitado al desfile de Dolce&Gabbana junto al star system mundial (Kim Kardashian también estuvo allí, con un vestido rojo fuego con incrustaciones de cristales).
De hecho, la maison ha firmado el look de Blanco para su (polémica) actuación en el Ariston, seguida por el estudio creativo milanés Tiny Idols, que se ocupa del estilismo para el mundo de la moda, la música y la publicidad.
Probablemente no por casualidad, llegó al desfile exactamente con el mismo vestido, pero esta vez en una versión oscura. En las últimas semanas todo el mundo le ha pintado como un mal ejemplo y él, de forma provocativa, ha abandonado el inmaculado blanco con el que solía aparecer en público.