“Nuestras bicicletas tenían pocas marchas y pesaban más de doce kilogramos. Por no hablar de las bajadas, en las que nos lanzamos con lo que teníamos a nuestra disposición, a menudo sin guantes. Ahora los ciclistas son seguidos, bien equipados. Todo está estudiado de antemano. Durante el reconocimiento de la etapa, íbamos a ciegas sobre el manillar. Sólo conocía el inicio y la duración de la subida, entonces serían mis piernas las que hablarían”. Es una de las frases más bonitas del ciclismo, el “érase una vez”. Para pronunciarlo, Imerio Massignan, una auténtica leyenda de las dos ruedas. El ciclista de Valmarana, aldea de Altavilla Vicentina, falleció el viernes en Novi Ligure, provincia de Alessandria, adonde se había trasladado al final de su carrera. Tenía 87 años.
Profesional de 1959 a 1970, fue un gran escalador. De hecho, ganó dos veces la clasificación de escaladores en el Tour de Francia, donde también ganó una etapa. Massignan fue apodado “pierna seca” por su característico pedaleo, debido a que tenía una pierna más corta que la otra. En su debut entre los profesionales, en 1959, lo apoyó Tullo Campagnolo, fundador de la empresa homónima de componentes para bicicletas de Vicenza. Se le recuerda por ser el protagonista de la primera ascensión al puerto de Gavia, que cruzó primero en el Giro de Italia de 1960, donde quedó cuarto tras haber pinchado cuatro veces. En 1961 quedó undécimo mientras que en el Tour de Francia repitió su victoria en la clasificación de escaladores y ganó la etapa de Superbagnères, llegando cuesta arriba durante una tormenta de nieve. En el Giro de Italia de 1962 quedó segundo a sólo 4 minutos del ganador Franco Balmamion, luego séptimo en el Giro de Italia de 1963 y en 1965 logró ganar una etapa en la Volta Ciclista a Catalunya y fue noveno en la Giro de Italia.
