«Nuevos peligros» La Nuova Ferrara

Ferrara Uno de los decanos del hospital Sant’Anna, Marco Belgiore, director de Enfermedades Infecciosas y especialista número uno en enfermedades infecciosas no sólo a nivel local durante la emergencia del Covid e incluso antes, por el VIH, se jubilará en junio después de más de cuarenta años. Lo hace a su propio “estilo”: un congreso internacional de carácter científico para “actualizarse sobre las novedades más importantes desde el punto de vista epidemiológico, clínico, terapéutico y preventivo en el campo de la patología infecciosa”. La cita es para mañana, de 8.30 a 13.30 horas en el Aula Magna del hospital de la Cona.

«A mis 70 años me entristece un poco dejar esta actividad, pero me doy cuenta de que las cosas han cambiado hasta el punto de que la inteligencia artificial se ha encontrado realizando parte de nuestro trabajo. Lo que nunca puede cambiar – subraya el decano de los especialistas en enfermedades infecciosas de Ferrara – es la irremplazable relación humana con los pacientes”. Repasando su actividad, Bibbiare no duda en hablar de “dos pandemias enfrentadas y una a la vuelta de la esquina”. El primero, que tal vez dejó la huella más fuerte, es el del VIH: «Recuerdo bien el primer caso de sida en Ferrara, en 1984, desde entonces la gente se contagió sin saber cómo y murió. El punto de inflexión más importante fue en el 96, cuando llegó la cura con el cóctel de fármacos y vimos que la gente ya no moría. Luego, por supuesto, Covid, también aquí pasamos de no ver la posibilidad de una intervención concreta a la vacuna y luego a medicamentos antivirales verdaderamente eficaces, en muy poco tiempo”.

La próxima pandemia, advierte, será provocada por la resistencia a los antibióticos, «los estudios dicen que en 2025 habrá mayor riesgo de morir por infecciones resistentes que por problemas cardíacos. Hay fármacos nuevos pero son muy selectivos y deben ser administrados por especialistas. Luego está la hepatitis, que aquí también debe controlarse con medicamentos. Lamentablemente, en última instancia, la desaparición de las enfermedades infecciosas no está a la vista”.

Él, afirma, aprovechará su jubilación “para pasar un tiempo con mi mujer, que trabajando entre 10 y 12 horas al día, me ha visto poco, y con mi hija que tiene 35 años”. l

CAROLINA DEL SUR

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