Esclerosis múltiple altamente activa, seguridad natural verificada

Inmunización con vacunas inactivadas durante la administración de natalizumab – terapia modificadora de la enfermedad para esclerosis múltiple (EM) altamente activa. – es seguro e inmunogénico, sin mayor riesgo de progresión de la enfermedad. Esto es lo que surge de un nuevo estudio, publicado en “Red JAMA abierta”.

La investigación, la primera en examinar la seguridad y la inmunogenicidad de las vacunas en la EM altamente activa, reveló altas tasas de seroprotección después de recibir vacunas contra la COVID-19 y la hepatitis A y B, independientemente de la duración del tratamiento con natalizumab.

Con base en estos hallazgos, los investigadores crearon un algoritmo que los médicos pueden usar para trazar un calendario de vacunación en pacientes que, de otro modo, podrían retrasar el inicio de la terapia modificadora de la enfermedad hasta que estén completamente vacunados.

“Observamos tasas de seroprotección superiores al 90% para las vacunas de ARNm contra la hepatitis A, la hepatitis B y la COVID-19 y todas las vacunas demostraron un perfil de seguridad favorable, sin detectar ninguna exacerbación de la actividad de la enfermedad”, declaran los investigadores, liderados por el líder autor René Carvajaldel Departamento de Neurología-Neuroinmunología, Centro de Esclerosis Múltiple de Cataluña (Cemcat), Hospital Universitari Vall d’Hebron, Universitat Autònoma de Barcelona (España).

“Esto indica beneficios potenciales para los pacientes con EM muy activa que requieren tanto inmunización como terapias altamente efectivas que pueden afectar las respuestas a las vacunas”, añaden.

Un problema clínico controvertido
Las terapias altamente efectivas actuales para la EM pueden aumentar el riesgo de contraer nuevas infecciones, reactivar patógenos latentes o empeorar condiciones infecciosas en curso. Además, la inmunogenicidad de las vacunas puede verse comprometida por agentes inmunosupresores, en particular terapias anti-CD20 como rituximab, ocrelizumab u ofatumumab, señalan los investigadores.

Como resultado, muchos médicos optan por retrasar el inicio de dichas terapias hasta que se completen los programas de vacunación para evitar la exposición a infecciones prevenibles con vacunas. Pero retrasar el tratamiento puede afectar potencialmente la progresión de la enfermedad.

Los informes sobre el empeoramiento de la enfermedad después de la vacunación “han generado controversia sobre la seguridad de la vacuna”, escriben los autores. La cuestión es particularmente relevante para las personas con EM muy activa debido a la escasez de datos disponibles en esta población.

La motivación para el estudio “surgió del complejo equilibrio que enfrentan los médicos entre iniciar rápidamente terapias altamente efectivas en pacientes con EM muy activa y garantizar una protección adecuada contra infecciones prevenibles mediante la vacunación”, explican Carvajal y sus colegas.

Se detectó una alta tasa de seroprotección
Los investigadores analizaron datos de 60 pacientes (edad media, 43 años; 44 mujeres; duración media de la enfermedad, 17 años) que participaron en una de dos cohortes seguidas prospectivamente: la cohorte de inicio de síndromes clínicamente aislados de Barcelona y la cohorte de tratamiento de Barcelona.

Los datos incluyeron datos demográficos, clínicos, radiológicos y biológicos, así como evaluaciones clínicas periódicas, evaluaciones de la Escala ampliada del estado de discapacidad (EDSS) y exploraciones por resonancia magnética.

Los pacientes inscritos en el estudio actual habían recibido al menos una de estas vacunas entre septiembre de 2016 y febrero de 2022: virus de la hepatitis A (VHA), virus de la hepatitis B (VHB; alta carga o inmunidad mejorada con adyuvante) o COVID-19 (BNT162b2). [Pfizer-BioNTech]mRAN-1273 [Moderna] o ChAdOx1-S [ricombinante; AstraZeneca]).

Los investigadores realizaron un análisis retrospectivo y autocontrolado para comparar la tasa de recurrencia anualizada, la puntuación EDSS y los recuentos de nuevas lesiones T2 durante los 12 meses anteriores y posteriores a la vacunación en pacientes con tratamientos de corta y larga duración.

También compararon el estado serológico del virus John Cunningham entre los dos períodos, así como los títulos de inmunoglobulina G para cada vacuna.

La tasa de seroprotección general fue del 93 % (IC del 95 %, 86 %-98 %). Las tasas de vacunación individual fueron del 92% para el VHA, el 93% para el VHB y el 100% para el COVID-19.

Hubo una reducción significativa entre los períodos previo y posterior a la vacunación en las tasas medias de recurrencia (P = 0,004) y la mediana del número de nuevas lesiones T2 (P = 0,01).

No hubo cambios en las puntuaciones de la EDSS antes y después de las vacunas, y la duración del tratamiento con natalizumab no tuvo impacto en la seguridad ni en la inmunogenicidad.

Una opción razonable
Los investigadores utilizaron sus hallazgos para crear un algoritmo propuesto para informar las decisiones de inmunización en pacientes con EM muy activos que requieren el inicio rápido de una terapia modificadora de la enfermedad altamente eficaz.

El algoritmo está «integrado en una estrategia de minimización de riesgos adaptada a pacientes con EM muy activa, subrayando en este caso el papel fundamental del natalizumab para evitar retrasos en el tratamiento y proporcionar una protección adecuada contra infecciones potencialmente graves», explican Carvajal y colegas.

Los participantes que iniciaron o continuaron el tratamiento con natalizumab completaron su régimen de vacunación sin ningún episodio de leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP) ni actividad de rebote de la enfermedad después de la interrupción de natalizumab.

Esto sugiere que el uso a corto plazo de natalizumab puede ser una “opción viable a considerar”, señalan los autores.

El estudio “demuestra que las vacunas son seguras y no desencadenan ataques en pacientes con EM tratados con natalizumab y que la inmunidad – medida por anticuerpos – se conserva en pacientes con EM que reciben natalizumab”, comenta. Grace Gombolayprofesor asistente de pediatría en la División de Neurología Pediátrica y director de la Clínica de Neuroinmunología Pediátrica y Esclerosis Múltiple de la Universidad Emory en Atlanta.

Esto “contrasta con otros tratamientos, ya que en algunos de ellos se produce una disminución de las respuestas de anticuerpos en la COVID-19”, subraya Gombolay, que no participó en el estudio. “Si los objetivos del paciente son tanto el control de la enfermedad como la inmunidad contra la infección, entonces natalizumab es una opción razonable”.

“Sin embargo, esto debe equilibrarse con otras consideraciones”, añade, incluido el riesgo de leucoencefalopatía multifocal progresiva y de embarazo.

Fuente:
Carvajal R, Zabalza A, Carbonell-Mirabent P, et al. Seguridad e inmunogenicidad de las vacunas en pacientes con esclerosis múltiple tratados con natalizumab. Abierto de red JAMA. 1 de abril de 2024; 7 (4): e246345. doi: 10.1001/jamanetworkopen.2024.6345. leyes

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