Una casa en el campo que habla de la pasión por el arte y la música.

Se prestó gran atención a la investigación y elección de los materiales. Así, en toda la casa, tanto en el interior como en el exterior, los elementos rugosos crean un juego de geometrías y texturas, en una mezcla y combinación bien equilibrada. Otro elemento distintivo es la búsqueda de una diálogo entre el interior y el exterior. De hecho, los diferentes ambientes se fusionan con el exterior, que mantiene el estilo original, mientras que en el interior conviven elementos contemporáneos y clásicos, capaces de convivir perfectamente entre sí. El exterior del edificio unifamiliar también presenta una paleta de grises, que va desde tonos cálidos a fríos, gracias al revestimiento de fresno, la mampostería y el tejado a dos aguas de pizarra. En el interior, sin embargo, las superficies enfatizan el aspecto material con el techo y el suelo de madera en ambas plantas.

La chimenea para dividir las habitaciones

El enfoque del proyecto es uno chimenea escultural de doble cara que divide la zona de estar, es decir, la sala y el comedor, y está realizado con la misma piedra que rodea la entrada a la estructura. El elemento también se ve realzado por una lámpara Royere vintage, montada encima del lado del comedor. El primer piso, en cambio, está iluminado por grandes ventanales que se extienden desde el suelo hasta el techo y por una puerta que conduce a un porche cubierto, donde se encuentra un precioso salón exterior con otra chimenea de piedra, del mismo estilo que la del interior de la casa. Las cortinas de la ventana también actúan como marco, dando un toque de suavidad en contraste con el metal. Finalmente, el porche cubierto se fusiona con el perfil exterior del edificio y el interior. Delante hay un gran patio con piscina donde podrá pasar horas relajándose y disfrutando de la belleza de la naturaleza circundante.